¿Qué hacer en Altea?

Abahana Villas - Vista del pueblo y puerto de Altea.

Abahana Villas - Vista del pueblo y puerto de Altea.

Abahana Villas - Atardecer en la bahía de Altea.

Abahana Villas - Atardecer en la bahía de Altea.

Abahana Villas - Restaurantes en la plaza de la iglesia de Altea.

Abahana Villas - Restaurantes en la plaza de la iglesia de Altea.

Turismo Altea - Calle del casco antiguo de Altea.

Turismo Altea - Calle del casco antiguo de Altea.

Turismo Altea - Serra Gelada desde el paseo marítimo de Altea.

Turismo Altea - Serra Gelada desde el paseo marítimo de Altea.

Abahana Villas - Pintor en Altea.

Abahana Villas - Pintor en Altea.

Abahana Villas - Concierto de música en la plaza de Altea.

Abahana Villas - Concierto de música en la plaza de Altea.

Abahana Villas - Fiestas de cabezudos en Altea.

Abahana Villas - Fiestas de cabezudos en Altea.

Abahana Villas - Interior de la iglesia de Altea.

Abahana Villas - Interior de la iglesia de Altea.

Abahana Villas - Playa de la Roda de Altea.

Abahana Villas - Playa de la Roda de Altea.

Turismo Altea - Sierra de Bérnia vista desde Altea.

Turismo Altea - Sierra de Bérnia vista desde Altea.

Turismo Altea - Vista de la costa de Altea.

Turismo Altea - Vista de la costa de Altea.

Turismo Altea - Vistas nocturnas del pueblo.

Turismo Altea - Vistas nocturnas del pueblo.

La bohemia mediterránea

Recogida en una bahía, abrazada por el mar y la montaña, Altea desliza sus blancas casas por la pendiente, hasta llegar a la orilla. En el horizonte, omnipresentes, los refulgentes azul cobalto y blanco de las llamadas Cúpulas del Mediterráneo de su iglesia parroquial, Nª Sra. del Consuelo. Y en la calle, en cualquier rincón, siempre el arte. En estado puro: pictórico, escultórico, o en las más variadas manifestaciones artesanales; una parte más de su vida diaria. Sin duda, Altea bien merece el apelativo de la bohemia mediterránea. 

Y es que el visitante de Altea percibe su ambiente artístico en cuanto pisa su casco antiguo, declarado recientemente Bien de Interés Cultural. Aquí y allá pueden admirarse murales pintados en las fachadas de algunas casas –como los de las calles Salamanca o Sant Miquel- firmados por artistas que llegaron en los 60 y en los 70 buscando en este pueblito mediterráneo un refugio y una fuente de inspiración. La luz levantina, el azul del cielo, la alegría de los amaneceres… Artistas como Alberto Romero, Gilmartín, Polin Laporta o Marc Abel fueron creando una sólida comunidad artística. Con los años, se les unieron otros creadores alteanos, que hoy día dirigen varias galerías y estudios de arte.  

Si verdaderamente quieres captar el ambiente bohemio de Altea, no dejes de curiosear por sus salas. Nombres como La Casa del Pájaro, Palau Altea o Kramer Gallery han sabido hacerse un hueco en el panorama artístico regional. Además, los estudios de Luis Frutos, Juan Durá, Mariano Mancheño, Miquel Zaragoza u Óscar Carballo congregan a numerosos coleccionistas de arte, muchos de ellos turistas extranjeros.

No obstante, y sin necesidad de invertir demasiado, siempre podrás llevarte a casa algún detalle "made in Altea". Tenderetes y tiendas de artesanía salpican por doquier las agradables calles: bisutería, chales, sombreros y camisetas pintadas a mano, colonias, productos aromáticos… Creatividad, independencia y originalidad; los sellos alteanos.

Además, el ambiente agradable y animado de las calles invita a hacer una parada los restaurantes del centro, o simplemente a tomar una cerveza o una horchata bien frías al caer la tarde, especialmente en las terrazas de la calle San Pedro o de la Plaza de la Iglesia. Esta última siempre ofrece un ambiente especial, íntimo y romántico, con luz de velas y farolillos;  música tranquila y excelentes platos mediterráneos, como las cocas o los erizos de mar. 

Alma de marinero

¿Quieres un plan auténtico, fuera de los circuitos turísticos habituales? Enrólate en un barco de pesca tradicional, para poder vivir las artes marineras y apreciar el duro trabajo de los pescadores. El ayuntamiento facilita salidas en seis embarcaciones que practican el enmalle y la extracción de pulpos con los tradicionales "cadufos" o alcatruces, unos cilindros –antiguamente eran de barro- que se depositan en el lecho marino a modo de palangre de fondo.   

Pero si te gusta pisar tierra firme, descansa y toma el sol en las playas de Altea, casi todas rocosas o de grava, pero de aguas muy limpias. La de La Roda, la más céntrica, es la que cuenta con más servicios (tiendas, restaurantes y cómodos accesos), como garantiza su Bandera Azul. Por su parte, la Playa de Mascarat y las calas de La Barreta y La Solsida, poco masificadas y de aguas llamativamente transparentes, invitan al baño y al paseo.  

Por otro lado, la Playa de La Olla se sitúa entre el Portet de L'Olla y Villa Gadea; justo enfrente de ella emergen dos pequeñas islas: L'Illeta y L'Illot, a las que algunos bañistas tratan de arribar alquilando catamaranes o tablas de surf. Esta tranquila playa es el escenario de un espectáculo único en la noche de sábado más cercana a la festividad de San Lorenzo, a mediados de agosto, cuando se concentran cientos de personas para contemplar los juegos de pirotecnia y música.

No olvides, si buscas una opción naturista, que Altea cuenta con una playa de este tipo, la de Galera-Solsida, de bolos y roca, ubicada en un lugar discreto y de difícil acceso, tras el Puerto Mar y Montaña, en la Urbanización Galera del Mar. Es pequeña, pero la limpieza de sus aguas y lo discreto de su ubicación te encantarán.