¿Qué hacer en Jávea?
Abahana Villas - Vistas del Paseo del Arenal y Montgó de Jávea.
“Este es el sitio que soñé siempre, mar y montaña, pero ¡qué mar!”
Así describía Sorolla la estampa de este pueblo levantino. El intenso color verde de sus pinares que se alarga hasta el cristalinas aguas del Mediterráneo crea una perfecta combinación de colores que bien supo el pintor plasmar en sus pinturas.
Y es que es difícil escapar a los encantos de esta localidad rodeada por el Cabo San Antonio, el Montgó y el Cabo de la Nao, el más oriental de España. Los contrastes que posee Jávea atraen al visitante en su parte más sensorial, montaña repleta de pinares , almendros y algarrobos y calas de aguas turquesas, casas de un blanco calizo que conjugan con la piedra Tosca tan típica de la zona y que, junto a las calles empedradas conforman un atractivo centro histórico.
Cabe decir que estas dos áreas se encuentran separadas; a lo alto el casco antiguo de Jávea se abre con estrechas callejuelas adornadas con flores de colores que alegran las impolutas fachadas de un estilo mediterráneo y medieval.
En él se suceden interesantes boutiques artesanales y bares de tapas con un salero especial y una gastronomía levantina reinventada de lo más apetitosa. En la plaza central se erige la imponente iglesia gótica de San Bartolomé con cañones y grandes portones labrados. Justo detrás, el mercado de abastos siempre con productos de gran calidad donde además el visitante podrá disfrutar de la experiencia del tapeo en un ambiente auténtico y alegre.
La Jávea del mar.
En la parte baja de Jávea se encuentran dos núcleos, el animado paseo del Arenal, con una extensa playa y un enorme abanico de chiringuitos playeros, algunos de ellos míticos por su ambiente chill-out como La Siesta, Montgo di Bongo o el Achill y restaurantes como el MonsoonThai de estilo tailandés muy conocido en la zona o La Perla de Jávea donde degustar excelentes arroces con vistas increíbles.
Pero sin duda, una de las zonas que más están en boga estos últimos años es el puerto; más tranquila pero con lugares mágicos como la cala de La Grava con el restaurante de estilo chic-desenfadado Cala Bandida y con un paseo marítimo muy animado en las noches de verano con sus puestos de artesanía.
¿Diversión en Jávea? Imagínalo todo.
Para los amantes del ocio y el deporte Jávea es un destino que reúne infinidad de planes, siendo las excursiones en kayak una de las actividades más solicitadas por los visitantes, sobre todo para disfrutar de pleno de las islas “El Descubridor” y “Portitxol” y de las cuevas secretas a las que solo se pueden acceder por mar.
Las rutas en paddle, las sesiones de surf y el alquiler de patines acuáticos también destacan por la amplitud de su bahía.
Y para los silvestres, la ascensión al Montgó se sitúa como uno de los planes de montaña en familia. Con sus 750m de altitud dominando todo el paisaje, ofrece no solo unas vistas increíbles, sino un recorrido salvaje muy entretenido con distintas rutas de diferentes dificultades.
Otra de las excursiones con los niños en Jávea que se pueden realizar es la ruta de los miradores, desde donde contemplar todo el litoral e ir descubriendo las diferentes torres defensivas contra los piratas que están repartidas por toda la costa.
Secretos marinos que quitan el hipo.
Habiendo descrito un poco de lo mucho que puede ofrecer este precioso pueblo, no podemos olvidarnos de sus 9 rincones marinos.
Todos ellos cuentan con la bandera azul en señal de la calidad de sus aguas y es que, si hay un punto fuerte que tiene Jávea son sus playas; pues cuenta con una amplia variedad, desde extensas playas de arena fina, playas de canto rodado hasta mágicas calas de aguas cristalinas.
La playa del Arenal es posiblemente la más concurrida, en parte por todo los servicios que ofrece (restaurantes de todo tipo, alquiler de piraguas y patines acuáticos, hamacas…) toda ella rodeada de palmeras y un animado paseo marítimo. En época de oleaje es todo un espectáculo ver a los surfistas mientras estamos al abrigo en una de sus terrzas.
Otro de los puntos clave playeros es la playa de La Grava, menos concurrida al estar cerca del puerto pero no menos encantadora. Posee un pequeño paseo con buenos restaurantes que ofrecen productos frescos de la lonja y gastronomía de la zona, también coquetas tiendas de artesanía con un encanto especial y rodeado de un pequeño núcleo urbano donde se esconde la Parroquia del Mar de planta atípica y original arquitectura.
La joya de la corona seguramente sea la cala de La Granadella, idílica, elegida como uno de los parajes más bellos de la costa española. En ella los pinos llegan hasta el mar y las aguas gozan de un azul irresistible.