¿Qué hacer en Benidorm?

La Manhattan del Mediterráneo

Los que la quieren y admiran la llaman la Manhattan del Mediterráneo, y es que algo tiene Benidorm del ambiente cosmopolita, moderno y vivo de esta zona neoyorquina. Siempre hay algo nuevo y divertido en una ciudad que nunca duerme. 

¿Exageración o realidad? Puede que lo segundo. Aunque siempre es posible alojarse en Benidorm en encantadoras villas privadas de las sierras cercanas –retiradas y rodeadas de un apacible ambiente-, se calcula que es la ciudad con más rascacielos de España, y la que cuenta con más edificios altos por metro cuadrado del mundo, tras Nueva York. 

Su clima acompaña siempre –o casi siempre- a la diversión y el descanso. Incluso en pleno invierno Benidorm suele tener una temperatura muy agradable, pues su particular configuración geográfica –la Sierra Helada, por el este, la Sierra Aitana, por el norte, y el Tossal de la Cala, por el oeste- actúa de parapeto frente a los vientos y nubes cargadas de lluvia. 

Oferta infinita

Por ello -por el sol que luce radiante- y por su abrumadora oferta de ocio, el visitante llega muchas veces a hacerse adicto a la ciudad. Familias enteras (generación tras generación) y pandillas de amigos repiten todos los años. Y es que los escenarios cambian, pero la esencia de Benidorm siempre permanece. Y atrapa.

Mercadillos, espectáculos, parques temáticos, spas, conciertos y música en vivo, fiestas, cine, decenas de restaurantes temáticos, un casco antiguo con historia, equitación, bolos, submarinismo, vela, golf, ciclismo, las mayores discotecas –incansables, hasta el amanecer-, pubs con encanto, casinos, toros, terrazas con vistas, fiestas salvajes, reuniones distinguidas, playas kilométricas… ¡e incluso calas en las cercanías! ¿Alguien da más? 

Dos bahías

Aunque el skyline de Benidorm se ha hecho famoso internacionalmente, en el corazón de la ciudad, muy cerca de la playa de Poniente, aguarda, escondido, el casco histórico de la ciudad, más encantador todavía para el turista por inesperado. Lo forma un laberinto de calles adoquinadas y tranquilas, con terrazas, pubs, pequeños restaurantes y tiendas de artesanos. En las cercanías se ubica la iglesia de San Vicente Mártir, que llama la atención por su elevada torre, coronada por un cimborrio octogonal, y rematada por las levantinas tejas barnizadas en color índigo. 

Caminando unos minutos más se llega hasta el Mirador de la Punta del Canfali (o Balcón del Mediterráneo) que ofrece unas vistas espectaculares de ambas bahías de Benidorm, la de Levante y la de Poniente. El mirador se asienta sobre una gran roca que en su origen fue la base de la fortaleza defensiva que durante los siglos XIV, XV y XVI los moradores cristianos construyeron y reforzaron con el fin de prevenir las incursiones de los piratas argelinos y berberiscos. Hoy día sólo queda algún resto de las murallas. 

Poniente

La playa de Poniente es la originaria del pueblo de Benidorm. Es un excelente arenal de más de 3 kilómetros de longitud que limita al norte con el puerto deportivo y al sur con el Tossal. Sigue conservando el ambiente familiar inicial de la ciudad. En ella es frecuente ver familias enteras disfrutando del baño y el sol.

La abraza un original Paseo Marítimo, diseñado por los arquitectos Carlos Ferrater y Xavier Martí Galí. Su trazado sinuoso fue merecedor del Premio FAD 2010 Ciudad y Paisaje, y se considera uno de los referentes españoles en soluciones paisajistas urbanas por su respeto al medio ambiente. Recrea con sus curvas y colores los acantilados y el oleaje del mar, y aporta superficies que generan áreas de luz y sombra. En sus plataformas y distintos niveles conviven en perfecta armonía paseantes, deportistas, artistas callejeros, patinadores y niños correteando.

Levante

La Isla de Benidorm, también llamada Isla de los Periodistas –fue amadrinada por su federación-, es uno de los escenarios más conocidos y reconocibles de la ciudad y, por ende, de la playa de Levante. Es una isla pequeña y triangular, y está ubicada a una distancia equidistante de las dos principales playas de la ciudad. Desde el Rincón de Loix y desde el Puerto de Benidorm parten barcos que permiten explorar el islote. Es lugar de encuentro de buceadores y pescadores, así como un sensacional observatorio de flora y fauna subacuática, por lo que se ha ganado por derecho propio formar parte del Parque Natural de la Serra Gelada. 

Numerosas leyendas tratan de dar explicación al origen de esta isla. Se comenta que fue el caballo de Santiago el que, preocupado por salvar a los cristianos en alguna batalla contra los moros, derribó con sus patas la cima de Puig Campana. Otros apuntan al gigante Roldán, que cortó la montaña y la situó en el mar para que el atardecer –su amada moriría al caer la noche- durara unos minutos más. 
Otra de las actividades típicas de la Playa de Levante es contemplar las espectaculares esculturas de arena de grandes dimensiones que casi cada tarde realizan desde hace décadas los artistas callejeros. Constituyen auténticas obras de arte… aunque lamentablemente efímeras.

Como último apunte mencionaremos la increíble oferta culinaria de la ciudad, con numerosísimos restaurantes de toda índole: panorámicos, con vistas, con jardines o de diseño; de cocina mediterránea, alicantina o valenciana; de vanguardia o tradicionales… de tapas o de elaborados platos. Sin olvidar, claro está, los establecimientos internacionales que los miles de turistas pueden disfrutar. Benidorm se reinventa cada día… y piensa seguir haciéndolo en los próximos años.