¿Qué hacer en Calpe?

Una atalaya por conquistar. Todo un mar por explorar

Por mucho que uno recorra el casco urbano de Calpe, es complicado encontrar un escenario que no tenga como atrezo su omnipresente y legendario Peñón de Ifach. En efecto, este gigante de 50.000 m2, que emerge unos 330 m de altura sobre las azules y cristalinas aguas que lo rodean, es el símbolo por excelencia de este encantador pueblo alicantino y de buena parte de la Costa Blanca, así como centro neurálgico indiscutible de muchos de sus planes de ocio y actividades más originales.

Habitado desde la Edad Antigua por los primitivos navegantes del Mediterráneo, por las escarpadas rocas del Peñón de Calpe escalaron íberos, romanos y también los pobladores del medievo, cuando era usado como atalaya en la defensa frente a los piratas. Actualmente, se está trabajando en un yacimiento arqueológico del siglo XIII -en parte abierto al público- cuyo fin es recuperar una villa de la época de Roger de Llúria, almirante de la Corona de Aragón bajo el reinado del rey Jaime II.

En realidad, una única visita al Peñón puede abarcar cultura y naturaleza. El istmo, que durante buena parte del siglo XX fue cambiando de manos particulares -desde los París a los Más Capó o los González Ausina- alberga un increíble parque natural de notable importancia paisajística derivada de su particular condición: montaña y enclave litoral.

Así, ofrece al caminante más de 300 especies vegetales –algunas de ellas, únicas en la comunidad valenciana, y muy amenazadas dentro del conjunto de la flora ibérica- y unas 80 faunísticas, sobre todo aves como la focha, la gaviota reidora, o el chorlitejo patinegro. Los más montañeros encontrarán rutas con singular dificultad, y las familias o grupos de amigos estarán encantados de completar senderos sencillos en plena naturaleza de unas dos horas y media de duración.

Recuperando fuerzas

Mar y montaña siempre provocan un sano apetito, y nada mejor para satisfacerlo que degustar los tradicionales platos que la sabiduría marinera ha sabido conservar. Pescados variados típicos de la zona -los llamados "Peix de Calp" de la lonja, como la cinta, el congrio, los cangrejos, la merluza, y la pescadilla o palaya-, junto a las patatas de la huerta cortadas en rodajas, y unos tomates bien rojos son los ingredientes básicos del conocido Llauna de Calp, un tradicional plato calpino que puede prepararse al fuego o al horno en cazuela de barro.

También el Arròs de Senyoret (el arroz del señorito, así denominado porque pescado y mariscos era presentados sin cáscaras ni espinas para que no hubiera necesidad de mancharse las manos) es otro de los fuertes de Calpe. El buen hacer de los cocineros calpinos hace que un arroz marinero hecho con morralla o pescado "de sopa", sin gran valor culinario por sí mismo, sea un auténtico manjar muy apreciado entre los numerosos visitantes de la ciudad alicantina.

Rica vida cultural y oferta náutica

Para muchos, el plan imprescindible de las mañanas de los miércoles es el rastro de antigüedades y baratijas de segunda mano de la Avenida del País Valencià. Numerosos curiosos, coleccionistas y caza-gangas se dan cita en un ambiente siempre divertido. En cambio, el sábado es el día de los que aprecian el sabor de lo auténtico, de las tradiciones y de un modo de vida más pausado. Son ellos, sin lugar a dudas, los que más disfrutan del enorme mercadillo de frutas y verduras frescas procedentes de las huertas cercanas que se instala en la Avenida Masnou, entre el Colegio Paternina y la plaza de San Salvador.

Tampoco aquellos que no pueden vivir sin planes culturales quedan decepcionados. El centro Jaume Pastor i Fluixà, un amplio edificio de 9.200 m2, cuenta durante todo el año con un amplio calendario de actividades dirigido a distintos públicos. Exposiciones, obras de teatro, festivales de danza o conciertos se celebran periódicamente en sus distintas salas, en el auditorio y en el anfiteatro al aire libre Teatro Odeón.

Y si hay algo que en Calpe llene por completo los ojos es el mar límpido y tranquilo, intensamente azul. Es complicado encontrar una oferta más completa para disfrutar de sus aguas; a apenas 10 minutos del casco urbano se ubican varios clubs náuticos con instalaciones de altísima calidad: El Real Club Naútico de Calpe, con una zona deportiva y otra pesquera, y el Club de Puerto Blanco, más pequeño y ubicado cerca del Morro de Toix, entre la Playa de Puerto Blanco y la Cala Les Urques, donde se pueden realizar un gran número de actividades acuáticas. Además, en Benissa encontraremos el Club Náutico Les Bassetes, y en Altea el Marina Greenwich (Campomanes), y el pequeño puerto de Mar y Montaña.

En estos puertos deportivos no hay deporte marino imposible: paddlesurf o SUP (Stand Up Paddle), kitesurf, submarinismo, remo, vela ligera, windsurf, cruceros, motos de agua, parasail, esquí acuático, alquiler de embarcaciones, fotografía submarina…

Precisamente, las aguas del Peñón de Ifach son objeto de deseo de los amantes de esta última práctica deportiva. Las peculiaridades de sus fondos, esculpidos por grandes formaciones rocosas procedentes de desprendimientos del peñón, facilitan la formación de grietas en las que se refugian las morenas, las langostas o algunos pulpos y donde anidan numerosas colonias de llamativas anémonas amarillas.