Un lugar donde se palpa en el ambiente que la tradición pesquera, típica de la zona, todavía perdura, que sus habitantes, orgullosos de ello, cuidan con cariño cada rincón de este trozo de paraíso.
Abahana Villas - Vista del Fortí de Moraira desde el puerto.
Aquellas casetas construidas cerca del mar y que ayudaban a los pescadores a guardar todos sus utensilios para evitar largas caminatas desde el pueblo se fueron ampliando.
Al mismo tiempo, el oficio ganaba importancia en la zona y aquellas casetas cada vez más frecuentadas dieron paso a las típicas casas de pescadores. De esta manera se alzaron los cimientos de lo que, con el paso del tiempo, se ha convertido en Moraira.
Un agradable paseo donde recorrer sus pintorescas calles, hoy en día, llenas de pequeñas boutiques con ropa muy original, tiendas de souvenirs y bares donde disfrutar de un buen cóctel, un helado artesanal o de la bebida típica de la región, la horchata, donde la parada obligatoria la haríamos en el establecimiento de “La Jijonenca”.
Su pequeña iglesia, su lonja, la única donde el público puede adquirir pescado fresco…
Y de ahí a la plaza de la Sort, donde encontramos un castillo datado del 1742 de curiosa planta en forma de pezuña y donde, junto a un mirador, podremos contemplar unas maravillosas vistas a la Playa de La Ampolla y al Peñón de Ifach de Calpe.
| Tipo | BARRIO / CULTURA |
Viñedos que crecen sin riego artificial, en suelos arenosos o calcáreos que generan vinos vibrantes. La humedad de la noche y las brisas del día protegen sus cepas en equilibrio. Una viticultura orgánica rodeada de almendros y olivos, un ecosistema vivo.
Tres castillos imprescindibles en la Costa Blanca La Costa Blanca no solo es sinónimo de playas y calas idílicas; también guarda entre sus colinas y ciudades una historia fascinante. Tres castillos destacan como joyas arquitectónicas y culturales: el Castillo de Santa Bárbara en Alicante, la Atalaya de Villena y el Castillo de Dénia. Cada uno pertenece a una ruta diferente y narra un capítulo único del pasado de la región.
Agost es mucho más que un pueblo de la Costa Blanca; es un rincón donde el arte y la tradición cobran vida. En sus calles, el sonido del torno alfarero y el olor del barro cocido cuentan historias de generaciones dedicadas a transformar la tierra en auténticas joyas artesanales. Aquí, el visitante no solo observa, sino que se sumerge en una experiencia única: desde admirar piezas de diseño contemporáneo hasta vivir la emoción de crear su propia obra en talleres guiados por maestros alfareros. Agost te invita a soñar, a conectar con lo esencial y a llevarte a casa un pedazo de su alma.
