¿Qué hacer en Benissa?

Tesoros submarinos, batallas y casas señoriales

Caminar por Benissa es disfrutar de sus callejas empedradas con sabor medieval, de sus enrejados de inspiración morisca, y del señorío de sus antiguas casonas. Es, en definitiva, paladear historia y costumbres ancestrales

Y es que Benissa ha sabido mimar un cuidado casco urbano en el que se pueden admirar numerosos edificios y monumentos. Destacan el antiguo Hospital, albergue de pobres y necesitados desde 1790, ahora sede del Ayuntamiento, y dos notables casas, la de los Andrés y la de Pere Bigot, actuales sedes de la Universidad de Alicante. 

El dueño de esta última fue un indiano –su verdadero nombre era Pedro Ivars Sala- que emigró a Estados Unidos en 1917. Regresó años después y dedicó su vida a hacer felices a los habitantes de Benissa: recogía objetos dispares y adornaba con ellos su gran casona, contaba anécdotas sinfín a niños y jóvenes sobre sus peripecias americanas, e incluso les deleitaba con su acordeón. 

De mucho más atrás data otra construcción palaciega interesante, la Casa Museo Abargues, de los siglos XVIII y XIX, que conserva muchos de sus elementos originales y es fiel reflejo del ambiente noble de la época: escudos, escaleras, arcones, sillería, comedores, la antigua cocina, el establo, la capilla privada, los dormitorios nobles y de servicio… La casona es un auténtico pedazo de historia que nos transporta al pausado modo de vida de las familias nobles alicantinas de la época. 

Vida en la calle

La casa de Juan Vives, presidida por la placa de azulejos de la patrona de Benissa su frontispicio, es el centro neurálgico de una de las fiestas más populares de la ciudad, la noche del Riberer, que se celebra en el mes de abril. Tiene su origen en el XIX: la familia Vives hospedó a dos peregrinos quienes, al seguir su camino, y como muestra de agradecimiento, regalaron a sus benefactores una imagen milagrosa de la Puríssima Xiqueta. Al tiempo que el fervor popular iba creciendo en torno a la "purísima niña", se iban sucediendo hechos en apariencia milagrosos, hasta que en 1864 la Puríssima Xiqueta fue oficialmente proclamada Patrona de Benissa. 

Hoy día, el pueblo entero se reúne en la noche antes mencionada frente a esta casa, ataviados con los blusones que les caen en suerte -según el año de su nacimiento-, a cantar himnos a la Virgen. Cuando termina el acto, no falta la omnipresente traca y los vítores a la Xiqueta. Naturalmente, no es de extrañar que la principal iglesia de Benissa, que data de principios del siglo XX (1902), esté dedicada a esta advocación de la Virgen. Se trata de un edificio de estilo neogótico, de tres naves, con un espectacular cimborrio central, que merece la pena visitar.

Sin embargo, las fiestas religiosas no son las únicas que animan Benissa. Si tu estancia coincide con los últimos días de junio, échate a la calle y no pierdas detalle de los espectaculares desfiles de Moros y Cristianos, rebosantes de fastuosos trajes y delicados adornos, y en los que los bailes, los tambores y las tracas tratan de reproducir las viejas batallas entre ambos bandos. 

Vacaciones deportivas

Y si lo tuyo es el deporte, en Benissa encontrarás todo tipo de facilidades para la práctica de la hípica (no te pierdas las increíbles rutas por las serranías cercanas) y del golf, pues dispones de las instalaciones del Club de Golf Ifach, de 9 hoyos, pionero de esta disciplina en la Costa Blanca, ya que se inauguró en 1974, en medio de un espectacular paraje. 

Además, las rutas de snorkel son famosas en Benissa por la diversidad y colorido de sus especies submarinas, y por sus preciosas praderas submarinas de posidonia oceánica. Cuentas con seis posibles rutas marinas: Les Bassetes, La Fustera, Els Pinets, La Llobella, L'Advocat, y Baladrar.

A lo largo de todas ellas tendrás garantizadas vistas impresionantes de los fondos marinos: cañones, pasillos, balconadas, caprichosas formaciones rocosas… y, cómo no, unas aguas cálidas, tranquilas y muy limpias. Trata de no olvidar tu cámara acuática, pues tendrás ocasión de captar la imagen de algún pulpo y de muchas especies de peces: castañuelas, serranos, doncellas o reyezuelos.

Y, naturalmente, las playas

Benissa pone a disposición del visitante seis playas de ensueño. La Bahía de Les Bassetes ofrece una idílica vista del Peñón de Ifach al fondo, mientras que la Cala Pinets, ideal para niños por la tranquilidad de sus aguas, es también perfecta para papis aventureros que quieran "arriesgarse" hasta la Mar Morta i les Roques Negres, una pequeña lengua de mar de poco nivel junto a unas curiosas formaciones rocosas.  La Platgeta de L'Advocat, fácilmente reconocible por su espigón, es fantástica para aquellos que no pueden vivir sin el aperitivo en el chiringuito –recuerda que sólo abre en verano-, y la Playa de Fustera representa una opción de calidad, cómoda y accesible, no en vano ha sido reconocida en varias ocasiones con Bandera Azul. 

¿Buscas diversión? La cala Baladrar, con sus pinos verdes que contrastan fuertemente con el cielo y el mar intensamente azules, ofrece música en vivo en las instalaciones de su restaurante al aire libre. Y si lo que prefieres es intimidad, no dejes de visitar la Cala de Llobella, pequeña, pero única.  
Benissa, en definitiva, te ofrece unas vacaciones divertidas pero reposadas, que favorecen el verdadero descanso. Un último consejo: intégrate en el paisaje, únete a su reposado modo de vida y disfruta de las delicias de su gastronomía. No te marches sin haber probado la borreta de melva, las coques al calfó i amb mullador, o el mullador de pelleta.